7.03.2016

Cada uno en su puesto, por lo que Twitter y los blogs no son comparables

Obvio. Twitter sigue siendo una gran máquina de compañía con sus discontinuidades y fugacidad, como cuando haces el zapping cotidiano, como ir a un multicentro de novedades. O te dicen que son "la moda, el hit traído  de USA a Lima". Todo es una venta, una exhibición, y la ropa de mejor calidad tiene hilachas imperceptibles.


Los blogs: elegir los que te interesa, no sigues blogs por conectarte socialmente. Eso fue cuando nacieron los blogs y no existía Twitter, ¿no?  Además si quieres te mandas posts en los que alargas una idea porque legitimizas la posibilidad de darle vueltas como si nada, Si quien lee se cansa, deja un comment, aunque raro es. Hay pereza, hay lejanía, o interferencias. Ni se opina. Si escribes algo muy polémico, tal vez aparezcan comentarios. Cada vez importa menos cada paso en internet y a la vez la ligereza se transforma en sedimentos: te llenas como una máquina con archivos que cualquier día vomitas sin darte cuenta.  En fin, esta verborrea es catarsis dominical.

7.01.2016

Las ideas salen si las escribes

Nos dejamos contaminar a niveles estratoféricos.  El otro día me topé buscando mails, con unos blogs que abandoné. El síndrome de los blogs que flotan en internet, encontrados al azar en clicks de búsqueda, no porque interesen. Merecían eterno silencio en los comments, eso sí y no lo tienen.

Los que escriben poemas en estos tiempos, o se deslizan por la nota catártica sin nada más que emociones o  les dan una profundidad a lo expresado sin patetismo. Difícil lograr eso y es como todo lo que sucede con las ideas, cómo las plasmamos, cómo traspasan lo mental para convertirse en la nueva carne del mundo. Ideas enfocadas a partir, por ejemplo, de la contemplación de un par de zapatos rojos exhibiéndose en una vitrina de zapatería carísima, de donde ves salir a chicas que ponen sus elecciones en manos de las vendedoras por comparación final.  Se llevarían la zapatería en un portátil mágico si fuera posible. Aprietas un botón del liviano minimaletín que parecería un nintendo y paf, salen los zapatos, reconfigurados con brillitos en el aire, efecto del estudio mercadotécnico de nueva generación. Bleh.

Sí, esas líneas sobre portátiles salieron para escribir sobre zapatos, detalle de la inconsciencia, el deseo consumista que nos asalta de vez en cuando a muchos, obsesivamente no, sí como una manera de sentirse fuera de los terrenos que cuando abres tu tumblr, miras en páginas de modas, ropa que te pondrías sin dudar.  Y ¿qué idea procesaste con este apunte?

Avergonzarse, decir: Bueno, dejé unas chorradas, es el pasado. Sí, ¿y la idea?
 ¿Cuánto de aquel pasado aún permenece dentro tuyo?  El reseteado no puede ser muy lento, ¿ves?

El blog funcionando como bloc de notas público

Si guardas cada bloc de notas en carpetas, te llenas de materiales tipo limbo. Si dejas tuits en tu cuenta, el tiempo los lanza lejos, ni la data que solicitas en la configuración, llega. Tienes la impresión del entorno  burocrático en las redes, aguardas tu turno como en las colas de los ministerios. El atajo es publicar en los blogs, acá formulas preguntas viables o inviables, sin sentido, no exactamente dummies, aunque los que leen se digan: "esto es una estupidez". Bien, eso es lo que sucede, ¿no?, expones tu subjetividad, ¿es eso lo que da al blog el perfil personal? La cuestión no va por el acaramelamiento, está clarísimo. Al menos aquí diriges tu zona. Aaaah, al menos, ¿la onda de vamos, el mal menor es éste? Ni hablar, el blog  como bloc de notas produce ondas expansivas, no como Twtter que se lee con la rapidez de una serie de gifs. El blog como una máquina con anaqueles clasificados, permanece próximo. Bueno, esta obviedad va como apunte subrayado.