2.08.2013

Lo que escribí el otro día y no salió publicado mientras pensaba que sí y el rolón mental trac trac...

El título que le puse a este post, fue El blog como autosabotaje.

Va:


 
 E involuntario por esa olaza de emoción que te atrapa en el momento y te dicta algo cómico que habla de una garra, de una de esas pasiones que desaparecen cuando el cotidiano te golpea. Pum, la ventisca, praf, la necesidad de belleza, el paso de los días, lo peor, el paso de las noches. Por eso, supongo, no hay seguidores que te saluden, no hay llegada de seguidores. Skorpium, un desastre, no hay veneno, no hay palancas japonesas ("¿qué está diciendo esta tipa?").  ¡Un flato!. Un pase.

Hay que latear un poco. Ni tengo capital drogo para decir que todo se ve más eléctrico que nunca.  Soy una pacífica habitante que le da pausa al momento histórico del freelance, sin melancolía. Reuniendo latas de comida rica, limones, té de jazmín, packs diversos. No consumo ningún alucinógeno, tengo vicios inofensivos y agendas caóticas, o no tanto, sólo el peso de algo que no es metafísico, cosas y sensaciones. Aproxi-mada-men-teeeee. Soy muy ridícula.

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