8.19.2012

Focus

Dije que avistaba una ola noir. La ciudad comprimida, la pobreza esparcida en los moteles, en los stands donde la gente se detiene a comer sandwichs y emoliente, los murmullos, las manos en los bolsillos, las paradas, el metropolitano y las crecientes colas, el tren eléctrico y el frío en las mirillas metálicas. Los noticieros pasan como confirmaciones de un tiempo en el que no porque los lugares como Larcomar se llenen de gente, todo sea una especie de random eufórico, de gracia y pajas en el aire. Con vasos de ternopol, avisos de moda fashion y competencia de teléfonos móviles en las vitrinas, se va el día.  Localistas y triunfales, qué esplendorosa es la juventud. 

Regurgita.

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