En el cine la atmósfera toma a la película para que el espectador se identifique con lo que ve, porque algo que hay en lo que está mirando, le mueve, le interpola, le toca. Sin un paquete de emociones puesto allí para el melodrama o sin retorcer al dolor como lo hace Almódovar, si no con crueldad. Lo cruel se queda en la retina cuando es mucho más que un serial de golpes y diálogos. Si es perturbador. Si te saca del cuadro fílmico, si te molesta con planos y diálogos largos (una irritación que se hace mayor cuando al espectador le encanta que todo sea rápido), si te empuja a un territorio que no sueles habitar, el de la muerte. Michael Haneke lo logra. Cuando vi 71 fragmentos de una cronología al azar, lo comprendí.
No comments:
Post a Comment