8.28.2012

Oh danger

Post-accidente te mueves como viejecita paranoica por los golpes. Uno más y puedes convertirte en la mujer de la cama graduable. Uno, dos, tres, suba un poquito más y bájele unos dos centímetros. Acomódese con cuidado. Póngase almohadones con plumas (no, cuestan un horror de dólares cada uno), hipoalergenicamente, recuéstese con precaución.

Ganas de salir a la calle como antes en este barrio especializado en las diversiones nocturnas. Barrio que poco a poco va llenándose en el centro, de un glamour gracioso (tiene su pinky zoom), con poses, manierismos de clase media, velocidad de indies que piden frapuccinos especiales en lugares cálidos con sofás preciosos.
Aaaah. 

Cuídese y no salga a la calle, todavía. Los faros de los autos pasan raudos, los muchachos aceleran sus bicis última generación. Los malabaristas corren en medio de las pistas, sonrientes, en busca del dinero que es el fav en la calle, de parte de los taxistas y particulares que los han visto tragándose el fuego. Ahhhhh. 

No salga a la calle, muchacha.

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