5.20.2013

Lo límpido

Se imaginarían que es lo moral.  Y no. Querer lo límpido para tu vida:  hacerte un espacio en ese terreno donde la vida deja de ser una proyección fílmica violenta. No eres darkie, está claro, aunque no reniegues del cine de Rob Zombie ni de Lost Highway tocando el fondo del cotidiano. Los imaginarios turbulentos no te convierten en un individuo enigmático que cae por cada lugar como un émulo del noir más profundo.  Ni eres un ejemplo de los deseos rosas, la claridad espectacular, días de esplendor en la hierba, de cuentos de hadas, de sol y sueños. No es eso.

¿Cómo explicar lo que es para una lo límpido?. No es el cliché de la luz, la pureza ni el soul, cierta poesía que opera sobre las cosas como un reflector ideal.  Es decir, tendría que escribir este post apuntando al descarte para expresar que es lo límpido.  O escribir que se parece a lo que sería una constelación boreal atravesando todas las cosas, sucesos, movimientos. O apuntar que se parece a arrojarse a una piscina limpia a la que le drené las bacterias, a la que cuido y en la que nado al lado de otros que dejan sus humores, sus sensaciones en cada brazada. Aproximadamente como esa idea, lo límpido se materializa. A veces es una piscina limpia, a veces es una tormenta que pasa mientras sigues nadando a contracorriente, porque vas a alcanzar una ribera para dejar atrás la tormenta  y aunque hay pavor, sigues nadando porque al final no hay final. Todo es el trayecto.