Mira, a veces me pesa la noche y el ruidismo en las redes sociales es una alternativa. Temporal como gomas dulce-ácidas que comes en una parada bajo la lluvia y te acuerdas de esa canción que dice: "oye, estás mojado, ya no te quiero". El ruidismo nos engaña. A mí me atrae y me lleva a un panal donde no hay miel, porque no era un panal a dónde llegué si no un desierto con lámparas colgantes, claxons que se oyen en la lejanía, arrobas fugaces, citas cinematográficas, la cara de George Constanza, los videos de Manic Street Preachers y la propaganda en AXN, calaveras y mutantes. Las femme-fatales de Tumblr, Bowie andrógino, Duke Ellington, las otras muchachas del magnetismo inclasificable y mucho más. El ruidismo se cuela en todo. Las escaramuzas nocturnas se vuelven cómicas. No hay naranjas, no hay orden. Es necesario afrontar esta temperatura, este pase nocturno. Mañana me voy a quedar muy quieta cuando comience el día, sin ruidismo, frente al espejo, antes de salir y arrojarme a la marea social como si fuera un kamikaze que se avienta y que de pronto se da cuenta que no se ha lanzado a ningún abismo. Está íntegro, no le falta ni un dedo. Simplemente es un individuo más en medio del ruido de la ciudad. Sigue caminando, sigue la ruta conocida. Busca galletas en su bolso, las encuentra, se las devora y continua el curso de su día. Rápidamente.
12.24.2012
12.14.2012
Poemas cayendo
Se cayeron los poemas como balines en un polígono de tiro, lejos del blanco.
No estoy preparada (¿todavía?) para escribirte, Julio.
No estoy preparada (¿todavía?) para escribirte, Julio.
12.11.2012
Kahlión
Para Julio Polar, otra vez.
Julio, cuando me torturé pensando en todo lo hermoso que podía dejarte en ese corazón tuyo tan frágil
me convertí en un animal desvalido que mira por una ventana tu cara que está lejos
como los pájaros que emigran al sur en el verano
como los personajes de las películas que preferías
los más solitarios, los más extraviados.
Un momento, Julio, ya no hay más resolana en la calle killka, no más historietas en tus manos,
no más chaú ni hola,
no más playas contigo ni faros,
y estás muy nítido aunque tu rostro sea un recuerdo como una escena de 8 y medio con Marcelo Mastroiani contemplando a la rubia que se refrescaba en una pileta de Roma,
esa escena de tu collage favorito, memoria de Julio Polar, gigante gigante.
¿Sabes? Las muchachas te miran cuando miran el mar y los amigos, los niños, los abuelos, tus hijos y yo también.
James Dean y los ángeles del mundo,
Gaza, la amazonía, Lima, Callao, Barranco y tu vozarrón, Kahlión, esa armonía que se mezcla con
el polvo del mundo como un gran fluído,
sin cesar, Julio, como lo que retorna y se va, se junta, se recobra, crece y se multiplica.
Como tu fuerza, una sencilla señal al lado del camino.
Oh your heart, Julio, on the world.
Crunch, viejo
La decepción puede ser una imagen. Sólo una imagen. Malcom McDowell reconocible en un episodio de CSI Miami, intentando burlarse de Horatio Caine. Un pase obvio, un hombre lleno de arrugas y talento. Viejo como cada humano del mundo, lo será, lo es, lo fue.
A Clockwork Orange, es una reverberación que se desvanece. Un idem del ayer.
12.03.2012
astros pintados
bien, colóquese en posición fetal y mire esos astros pintados en el piso como frescos renacentistas con ángeles sutilmente lascivos.
no, usted no se da cuenta, usted está distraído, porque le interesa ver culos enormes en su revista favorita. sería una estupidez obligarle a mirar estos ángeles.
lo que usted no sabe es que pronto le dispararé en la nuca, formando un ángulo perfecto en el piso recién encerado. una pequeña obra de arte fugaz.
no, usted no se da cuenta, usted está distraído, porque le interesa ver culos enormes en su revista favorita. sería una estupidez obligarle a mirar estos ángeles.
lo que usted no sabe es que pronto le dispararé en la nuca, formando un ángulo perfecto en el piso recién encerado. una pequeña obra de arte fugaz.
No hay lluvia en tu cabeza, hay lluvia en tu cabeza
Para Julio Polar
Nos han inoculado el veneno de la velocidad y no te expulsaron ni con mil decretos violentos, de ti
no hay frescor en tu cabeza, tu cabeza es una zona de guerra, un concierto de jazz, un camino de elefantes,
un escondite de tigres, un lugar cinematográfico en donde alguien que no es Bobby Vinton canta Blue Velvet para ti
nadie llega en el momento preciso, nadie edifica un paraíso hecho a tu medida, nadie te cuida la espalda en el último minuto de tu vida,
nadie te ofrece un café porque todo está prohibido al final en un hospital,
y estás muy lejos de Isabella Rosellini y su cara divina cuando la besa el muchacho inocente
y estás muy cerca de ti mismo en el movimiento de tu cuerpo, mirando a la muchacha que te ama
antes de irte, antes de tocar el aire como si esa fuera la lluvia que tu cabeza necesita
en la posición de un animal libre que jadea y se detiene a respirar en medio de una pradera después de una tarde con arcoiris
te tocas el rostro antes de irte, un momento, un segundo, con muchas caras amadas sobre la tuya como un cuadro de amor dadá
soy como un James Dean que regresa al mundo en mí antes de morir y aunque no llueve ahora en mi cabeza,
sí llueve al final,
como una gran gota de rocío todo desaparece
y no digas que no hay lluvia en mi cabeza
mírame muchacha, soy el que perturba y se deja perturbar
acuérdate de mí cuando llegue tu final, como en los campos de arroz naciente que una vez dibujé, como
un kahlión que surca los cielos, acuérdate de mí
el amor es un animal mutante que viene y va
lo sabrás
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