7.07.2013

7.05.2013

A veces la emoción es un vestido plateado

Un vestido colgado en una franja de acero, lejos de la escotilla. Unos minutos de absoluto silencio y después techno japonés sin pausas.
 Escribo en un submarino, juntando restos virales que clasifico según  las coordenadas indicadas en mi notebook. Miro de reojo el vestido, mientras me pregunto si acaso me desbordé escribiendo sobre Kathy Archer, recordando su cabeza rapada, una reunión de estrógenos en la  atmósfera de aquel sueño. El vestido plateado se mueve en una sacudida del submarino. Pienso en Moby Dick y en el muchacho argentino que escribió Cuerpos del verano. Afuera pasa un tiburón y hay fósiles al lado de una gigantesca concha.  Vamos desordenadamente en este viaje, mi cuerpo y el vestido que flamea recibiendo de costado una ventisca del aire acondicionado. El teléfono suena de pronto y no contesto. A esta hora suelen llamar los recolectores de estudios psicoanalíticos. A veces es divertido responder sus interrogatorios llenos de preguntas sobre la imaginación y el sexo. Las estadísticas  hablan de suicidas, según leí en una revista aplicada a los tests de naturaleza psicosocial y hay cientos de empleados entrenados especialmente en preguntar a pilotos que viajan en altamar más de cien días continuados ininterrumpidamente.
Me muevo lentamente después de anotar observaciones sobre las condiciones climáticas, de borrar attachments que han perdido validez después de  extensas exploraciones sobre el impacto de la vida ultramarina, buscando a pesar de elllo, razones para salir al exterior y entrar a un supermarket a comprar nuevas esponjas y desinfectantes, frutas, verduras, pasteles y vitaminas. Me sigo movilizando como un androide programado para desplazarse como un niño explorador.
Estoy extrañando de una manera inquietante la vida de la ciudad.

El fantasma de Kathy Acker estuvo en casa

Querida Kathy, no sé cómo decirte que te quiero a través de esos ensayos heavy que dejaste al mundo.  Ayer vi tu cara en la habitación,  como esos dibujos animados que aparecen en los sueños de los niños asustados en un episodio televisivo. Eras el sueño, eras el fantasma del invierno. Un leve noise te acompañaba, quise hablarte y me convertí en una nube tóxica que alrededor tuyo giraba y tu cara permanecía fresca y llena de color. Me hubiera gustado tocarla y contar aquí cómo fue la sensación de llevarse una textura fantasmática a la memoria cuando el sueño ha terminado. Titánica Kathy, punk divina en tu box intelectual, espero que vuelvas a visitarme.

Narcisistas en botecitos con motores ultraveloces

Se fueron mirando el horizonte, planificando cómo llegar a la otra orilla. Kilómetros sobre el mar, se sintieron épicos en el recorrido. Llevaron sandwiches con queso derretido y thermos con té tonificante. Los libertinos se contuvieron y no se frotaron entre sí ni se besaron, ni se masturbaron un poco (formaban un escuadrón humano friki). Iban en pos de un récord de paseo, una búsqueda de sí mismos, con ganas de decirle al mundo entero que eran los mejores. Fue como una función muy loca, agónica en medio del océano.

7.01.2013

Dillinger sabe que vienen a verle por tags en google y paf, Dillinger abre los ojos

Vamos, somos poquitos en este lugar. Las visitas son muchas, casuales, lo dice el marcador estadístico en el dashboard. Este blog no es leído, este blog es mirado. Es un rayo que siempre desaparece. A veces eso me hace pensar que escribo en el polo opuesto de lo que atrae a los lectores, otras veces temo que sea aburrido, porque es preferible que sea entretenido a que sea un tostón. 

Escucho el sonido del tanque de agua en la noche, mientras escribo. Mi percepción del mundo es un sonido atravesado por ruidos lejanos de motores que pasan por la pistas, una hora antes del amanecer.  También hay otro sonido: el de disparos  que caen en alguna ciudad del planeta, a una velocidad espantosa. 
Todos los sonidos del mundo son ese sonido.

¡Stop!, el impacto del día fue el tópico del narcisismo

Narcisistas empáticos del mundo.  Sobre esa fuerza cósmica, hubiera sido un motivo de conversaciones con Gilles Deleuze. Un video grabado especialmente sobre el tema y quien le entrevistara le habría preguntado sobre cómo esta fuerza puede ser canalizada para mover situaciones  (transformarlas). Ver al narcisismo no desde su lado débil, sino desde la otra ribera, la de la posibilidad poderosa. 
Pienso  hacia el final del día, en cómo habrían sido las respuestas de Gilles Deleuze.  ¿Ustedes me acompañarían en esta panorámica?.  Si acaso les interesa, anoten un pin en los comments. El pin de la voz.
Imagínense unas multitudes de narcisistas desarrollando un campo de acciones. Insisto, fuera del vértigo del poder subyugador. Fuera de esas convenciones de siglos.

Salutes.