12.11.2012

Kahlión

  Para Julio Polar, otra vez.

Julio, cuando me torturé pensando en todo lo hermoso que podía dejarte en ese corazón tuyo tan frágil

me convertí en un animal  desvalido que mira por una ventana  tu cara que está lejos

como los pájaros que emigran al sur en el verano

como los personajes de las películas que preferías

los más solitarios, los más extraviados.


Un momento, Julio, ya no hay más  resolana en la calle killka, no más historietas en tus manos, 

no más chaú ni hola,

no más playas contigo ni faros,

y estás muy nítido aunque tu rostro sea un recuerdo como una escena de 8 y medio con Marcelo Mastroiani contemplando a la rubia que se refrescaba en una pileta de Roma,

esa escena de tu collage favorito, memoria de Julio Polar, gigante gigante.

¿Sabes? Las muchachas te miran cuando miran el mar y los amigos, los niños, los abuelos, tus hijos y yo también.

 James Dean y los ángeles del mundo,

Gaza, la amazonía, Lima, Callao, Barranco y tu vozarrón, Kahlión, esa armonía que se mezcla con

el polvo del mundo como un gran fluído,

sin cesar, Julio, como lo que retorna y se va, se junta, se recobra, crece y se multiplica.

Como tu fuerza, una sencilla  señal  al lado del camino.

Oh your heart, Julio, on the world.

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