Escucho cómo sollozan mirando el cuerpo inane de Chiquita y ese dolor se me atraviesa como algo que se me revelara. Esquivamente.
Era una chiguagua muy vivaz y sus cuidadores la querían como se quiere a un miembro de la familia, a uno que alegra verle.
Quisiera escribir más y apenas tengo unos minutos para ir a trabajar. No debería trabajar, a veces lo creo. No es que pretenda vivir como una expulsada de la vida.
Es que todo se va.
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