5.03.2012

La pistola maldita que Julia Roberts usó

Hay películas que no tendrán oscars, menciones honoríficas o reseñas formidables. Apenas suscitarán carcajadas en tiempos de ayuno. Historias enrevesadas, con actores famosos, asesinatos en la carretera, mexicanos persignándose cuando muere un ganster, gringos despistados y suertudos. Romanticismo volátil. Besos breves, disparos en habitaciones de hostales al paso en desiertos y far west  con soundtrack de silbidos melancólicos. 
Una pistola maldita como quid de toda esa barahúnda con su leyenda de amor trágico. Qué locura, muchachos enamorados de utilería. Si te fijas en la pistola, ves su armazón bella. Un objeto de arte. 
Miras la película comenzada, te ríes, te sigues moviendo en la habitación. La noche anterior has visto una superproducción, The Avengers  con un Hulk grandioso que ahora se desvanece entre vasos vacíos, zapatos y libros. Las escenografías cambiantes y el run run de mayo. La ligereza de una película con un Soprano que no es Soprano, con su hawaiana y sus tics de matón respirando hondo en medio de la euforia.

Una pistola maldita y el blanco y negro atravesando la película a color sin pizca de tristeza. Tal vez ese es el western tan imperfecto y necesario, chicos. Yeé. La levedad, lo que no importa, lo que sí importa unos minutos. Los bonitos paréntesis.

No comments: