4.24.2013

Abuelas

                                                                                             
                                                                                           ¿es mi abuela la mujer de mi vida? sí.


Estuve pensando en Jane Fonda, una abuela sexy, tal vez la suprema del mundo. Me la imaginé en un yate tomando sol con sombrero, gafas y bloqueador FPS 50. ¿Se imagina usted un mundo lleno de abuelas saludables, como Jane, la Barbarella, la reina de los aeróbicos?.  Con esta pregunta me acuerdo de una de las novelas de Agatha Cristhie que trata sobre la señorita Marple, una viejecita que tejía y pensaba al mismo tiempo como una máquina detectivesca de primera generación. Le dice a su amiga, que es una contemporánea suya, quien se ciñe un vestido de fiesta frente al espejo: "Querida, la diferencia entre tú y yo, es que yo represento absolutamente mi edad".

Las abuelas son una especie aparte: cómplices de sus nietos, juguetonas, amadoras recalcitrantes. Aproximadamente un porcentaje de 78% sobre un 100%. Las abuelas siniestras existen, sólo que de ellas no se sabe mucho porque son las excepciones. 
Recuerdo que le decía a mi padre que era mi abuelo, cuánto me hubiera gustado conocer a mi abuela, que lucía bella con su moño y vestido de terciopleo en una foto en blanco y negro. Tenía una sonrisa leve, como la de la Monalisa y un cutis terso. Era una hermosa matrona del ayer.

Martín Castagnet me maravilló con ese gran tweet sobre la mujer: su abuela es la mujer de su vida. Pienso
en las mujeres alegres que veo en los mercados, hablando de sus nietos mientras venden pepinos y legumbres frescas. Se secan las mejillas transpiradas por el trabajo arduo. Madrugadoras impenitentes, abuelas fuertes.

¿Usted tuvo o tiene una abuela maravillosa?. Dedíquele un día, llevésela a pasear, comparta un potaje del cielo. Hágala feliz.

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