1.11.2012

El efecto de la música : Thelonious Monk

Una cascada de jazz con Monk cual eje.
Thelonious Monk era un gran improvisador musical cuya vida se inicia en la segunda década del siglo pasado, siendo a sus once años un pequeño gentleman que tocaba el piano y se nutría del efervescente jazz. Un tiempo de prejuicios extremos, donde la música era el terreno liberado de la pujante negritud. 
Lo que hoy es sofisticación, en sus primeros momentos fue catarsis de parias negros, estallido sexual, maneras de ser libre.

Monk, uno de los creadores del jazz, resuena hoy como una caja de sonidos infinitos. Eso que Escher, con sus grabados, expresa, Monk lo demuestra musicalmente. Lo que Michel Houellebecq escribe en sus novelas Monk lo hizo con el jazz. Cecil Taylor, otro gigante, se emparenta con Monk, con  el fluir de los nómadas.  Sabemos que en este siglo, la condición de nómada se ha convertido en algo dífícil. No vamos a dónde queremos ir, si no a dónde nos arrojan por desempleo, carencia de casa propia, en fin, un lugar donde desperezarse o echar raíces, temporales o no. Raíces.

La música de Thelonious Monk es como la promesa de un espacio libre. Mientras ese efecto toca las paredes, tu cabeza, atraviesa tu cuerpo, tus facultades mentales, tus deseos, eres un nómada. Hoy, nómada es el que explora. Si puedes viajar al fin del mundo, eres un privilegiado. Uno entre miles. Tal vez podrías ser un nómada que se lleva a Monk y crea algo nuevo. Quién sabe.



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