Para D
Pusimos un disco de Beach House en la Rockola mientras bailabas suavemente
cajitas musicales adornaban tu mesa rosa, libélulas de plástico transparente y la lluvia del verano mojando la ventana
mentitas de colores y rasguños de zombies en el cuento sobre los niños sobrevivientes a la hecatombe nuclear
y el ojo del ángel extremista en una esquina de la habitación,
no le pongas final, todavía no, dijiste y un zumbido de película vino desde la sala donde papá armaba un mapa
los sonidos de una rama estrujada, el jardín de cactus, afuera el mundo, acá también
un queque de naranja y refrescos con nubes de papel para nosotras, las brujitas de Abril.
El cuento no tiene final, te digo y el ángel extremista se ríe en nuestras cabezas
la canción se acaba y la volvemos a poner en medio del vapor que las gotas de lluvia han dejado.
¿Qué pasará con tu ángel exterminador, pequeña?
Sigues bailando.
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