3.22.2012

Mort Cinder te busca

Como en las películas con desiertos, bandas sonoras melancólicas que de pronto se tornan violentas, Mort Cinder te busca. Te persigue en las fichas de su tesis oculta, te obliga a esconderte porque es un obsesivo que musita tu nombre en las noches solitarias sin fernet ni otra bebida espirituosa. 

El ego inflamado habita en Mort Cinder con un brillo insoportable. Mort Cinder se cree el Mesías de no sabemos, qué religión. Ah sí, tal vez de la religión de la fantasía. De los delirios sin phármakon. No, la inclusión de esta palabra: phármakon, no me la cuestionen. Se relaciona con todo, con este post, con Mort Cinder, con la filosofía y la vida. Con nuestros sueños más borderline, los que olvidamos a propósito, los que recordamos intempestivamente o los que nos asaltan en algún momento de ilusión. Como si estuviéramos frente una pirámide de Egipto o frente a un carrusel gigantesco en un cielo pleno de estrellas. Una dulce escena hollywodense que se convierte en un corto de David Lynch.  El desorden cayendo en la instantánea, el hablar solo frente a la pantalla como el muchacho que tiene frío en las botas. Plasma de turno.

Mort Cinder es un pretexto al fin. Puede ser el señor Manhattan o el mismísimo Batman. Veamos, si Batman te persigue, ¿por qué te persigue?. ¿Te has vuelto loca? No, es el uso de la analogía. ¿Encuentras el nudo? ¿No entiendes nada de nada?.

Estoy hablando del ego. Nada más. Bah, lo dije.


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