10.30.2012

Capote

Polvoriento el capote gris de tu auto. Eso quise decirle a P y una carcajada resonó en la salida del edificio. ¡Capote!. Cuentan que Truman, se doblaba de risa cuando contaba la confusión de Marilyn Monroe ante los cuadros de Warhol, ¿o eran los de Pollock?.  La rubia más hermosa del celuloide según millones de admiradores, provocaba ataques de jubilosa mofa  en el autor de A sangre fría.   Recordando esa actitud del divo de la literatura, me pregunté si acaso también no me habría reído con él si fuera una chica de los sesenta, una de las groupies que se colaban en la fiestas para ver a su ídolo. 
No sé.

Ustedes dirán, esta flaca se contradice como el extraño clima de Lima. Eso tiene una explicación científica: la Corriente del Niño, la capa de ozono, los flujos climáticos cambiantes del planeta, y otras razones que desconozco y que pululan en los centros de astrononomía entre los estudiosos.  Los cerebros también se mueven internamente de manera contradictoria. Humanitas en marcha.

¿Pueden ser maravilosos los divos? ¿Son fascinantes?. ¿El mundo se vería terrible sin divos?. 
Sean  artistas, novelistas, filósofos, ¿quién se atribuirá la potestad de descalificarlos?. ¿El Papa?, ¿La directora de un convento?. 
El mundo sin demasiada seriedad es más interesante.

(Acá, le saluda una mortal que está rockeando en la noche. Salutes).

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