11.21.2012

El talento es un pepino

Serían escritores muchos si quisieran y simplemente, no les interesa. O no saben qué podría interesarles. O que pudieron ser escritores y plaf, ni se dieron cuenta, se morirán y no lo sabrán. 
Vivo en una casa grande. Alquilo una habitación, suelo escuchar cuando se abre la puerta principal, cuando llega cada habitante de este caserón parecido a un solar decadente. Sus ruidos son un noise, una cortina, un fondo cotidiano.
El otro día  oí este diálogo, entre el señor X y su cuñada:

- Hola, ¿cómo está el cuerpo?.

- El cuerpo está movido, movido e intoxicado.

(Estallido de risas).

Ese mismo día, mirando el mar desde una cerca en San Miguel, al lado de un  monumento a John Lennon que vi por primera vez, me dije que cuando me vaya de la habitación que ahora ocupo, no solamente extrañaré el mar, también esos destellos inusitados que escucho en la casa donde vivo. Al mar lo tendría próximo si me voy a San Miguel, a las conversaciones no sé si en ese random vivencial, las escucharé.  O ¿por qué no?. Al fin, el talento es un pepino, o una papaya, más o menos.  Ja.

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